La historia de mi apellido comienza en un incendio en los años 60, donde la “E” inicial del apellido Egio se perdió entre las llamas. Desde entonces, gracias a la dejadez de mis bisabuelos (era más importante trabajar en el campo que andar reclamando una E), en mi familia disfrutamos de un apellido al más puro estilo “Costa Amalfitana”.

En mi caso, esa perdida de la E no me ha supuesto ningún problema, ni en la vida ni en las ventas. Pero...

¿alguna vez has pensado en el dinero que has dejado de ganar por perder las palabras adecuadas?

A lo que iba, soy Nuria Gío y te acompaño en tu proyecto para ayudarte a comunicar de manera eficaz, eligiendo las palabras ganadoras. Así, seguramente podrás vender más. Igual no, pero es lo que normalmente le pasa a mis clientes.

"Mi única promesa es que me dejaré la piel en tu proyecto, incluso una parte de mi apellido si hace falta. Total, ya lo perdí una vez y no me ha ido tan mal".